Comentarios colaterales sobre el nuevo gobierno II

El filosofo Eugenio Trias escribió: “las crisis, aunque atemorizan, nos sirven para cancelar una época e inaugurar otra.”

Zapatero ha perdido una gran oportunidad para que los españoles pudiéramos visualizar que se cerraba una legislatura dominada por la crispación y el desencuentro. Una gran oportunidad para devolver a los españoles la confianza en la política, los políticos, y las instituciones, de generar la ilusión y el optimismo necesarios para superar la crisis.

Un gobierno lo ha de ser de todos y en épocas de vacas flacas mas aun, ejemplo de ello son los gobiernos que formaron Merkel en Alemania y Sarkozy en Francia.
Ambos políticos, previendo las negras nubes que se cernían sobre Europa, además de reducir el numero de ministerios dando ejemplo de austeridad, optaron por gobiernos de inclusión, capaces de gestionar los cambios estructurales necesarios para afrontar el chaparrón, inaugurando así una nueva forma de “hacer política” en sus respectivos países.

La coalición con el principal partido de la oposición en el caso alemán, o la entrada de personajes independientes de la izquierda en el francés, se contraponen con el nuevo gobierno de ZP, quien además de crear nuevas carteras mientras los demás mortales nos apretamos el cinturón, ha ignorado también la demanda de la mayoría de los españoles, plasmada en multitud de encuestas que reflejan que somos inequívocamente partidarios de que PSOE y PP lleguen a “pactos de estado” en temas como: el terrorismo, la educación, la política exterior y el modelo de estado.

Lo que parece estar siendo un mas que deseable cambio de actitud del principal partido de la oposición, renunciando a la confrontación visceral y retomando el camino de la oposición constructiva, junto con el menor peso del nacionalismo, auguraban un escenario de colaboración que Zapatero parece no estar muy interesado en ayudar a construir.
La estrategia de aislar al PP, y por tanto a los representantes de 10 millones de españoles, que el Zapaterismo ha practicado durante la pasada legislatura, cizañeado por los nacionalismos, y que Rajoy alimento insensatamente, recordando cada día su frustración, a los ciudadanos no nos conviene que se repita, y menos en una situación de crisis económica. La falta de un gesto claro, aunque sea discreto como el francés, me hace pensar que ZP se siente mas seguro y le resulta mas rentable la confrontación.

Como decía al principio, en un momento en el que los índices de confianza de los ciudadanos en las instituciones esta por lo suelos, y con un país inmerso en una crisis económica, Zapatero, como presidente del gobierno, ha dejado pasar una gran oportunidad para demostrar a los españoles que es capaz de liderar un proyecto incluyente, que contribuya a la necesaria regeneración de la política, y lo que también es importante, a mejorar la percepción que los ciudadanos, resignados al papel de votantes y contribuyentes, tienen de ella.
Mas al contrario, mucho me temo que seguirá alimentando el desencuentro por encima del encuentro al son de la cantinela de los buenos y los malos, los ganadores y los perdedores.
Nito

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